viernes, 28 de febrero de 2014

El crowdfunding... ya que estamos, ¿por qué no joderlo también?


Pues sí, porque ahora nuestro fantástico gobierno ha empezado a mover los hilos para perjudicar una iniciativa tan bonita como el crowdfunding. Particularmente nunca he necesitado financiar un proyecto así, pero conozco a personas que lo han hecho y que han conseguido buenos productos gracias a amigos y pequeños inversores. Podría hablaros de un documental que muy pronto se estrenará en todo el mundo y que entusiasmará a más de uno, un proyecto pequeño realizado por un prestigioso director al que ningún inversor se atreve a financiar después del batacazo de su última película, aunque esa historia no viene a cuento y me la reservo para otro día. El problema del crowdfunding es que desafía a los bancos y a las grandes empresas que mantienen en pie la casa de putas que es hoy nuestra industria moribunda, y eso a un gobierno que no reconoce otro amo que el capitalismo puro y duro no le va bien. Al parecer, nadie puede hacer cine si no es a lo grande, con millones de euros y grandes estrellas (si vienen de la televisión, mejor), aunque la realidad, esa realidad que no quieren ver los que están arriba, es una muy diferente: la mayor parte de nuestro gremio, ya sean actores o técnicos, están en el paro y (ojalá me equivoque) seguirá así mucho tiempo.

Por eso no entiendo qué razones hay para limitar una plataforma con la que lo único que se desea es fomentar la cultura. Nuestros amigos liberales del PP pretenden que todo hijo de vecino dispuesto a conseguir dinero a golpe de financiación participativa (nombre legal del crowdfunding) tenga, como mínimo, cincuenta mil euros en el banco, o, en su defecto, un seguro de responsabilidad civil con una cobertura anual de nada menos que ciento cincuenta mil euros. Y yo pregunto: si tienes cincuenta mil euros, ¿por qué coño vas a pedir dinero a desconocidos (o no) para tu proyecto? Es absurdo, una locura más de esta gentuza que sólo piensa en los grandes empresarios que solucionarán su vejez. Me cago en la hostia... ya no se trata de cultura, sino de todo lo demás. Zapatero era un desastre, pero el amigo Rajoy y sus huestes son peores que el caballo de Atila, Othar; porque por donde pisaba ya no volvía a crecer la hierba. Estos cabrones engominados favorecen a los ricos y encima, en vez de admitirlo o disimular, dicen que todo va bien, que saben lo que hacen, y continúan minando la nación. Se meten en todo, y no dudan en barrer para casa. Deberíamos salir a protestar bajo el sol a todas horas, parar el mundo... Sé que hablar es fácil, que lo que cuentan son los hechos, pero dentro de poco en la calle ya no podremos comunicarnos si no es en susurros y a escondidas, como cuando el que mandaba en el cortijo España era el tío Paco.

Hay muchas más cosas reseñables en la nueva Ley de Fomento de la Financiación Empresarial, aunque perder tiempo enumerando los detalles no llevaría a ninguna a conclusión lógica. Lo que sí tengo claro es que los que menos posean (qué raro siendo el PP el que gobierna), serán también los que más jodido lo tendrán para levantar un proyecto. Una vez más, el gobierno se posiciona contra los emprendedores. ¿Nadie les ha dicho a los señores del PP que estos emprendedores, los jóvenes que mañana tendrán España entre sus manos mientras mastican con expresión de asco la herencia recibida, recaudaron el año pasado unos diez millones de euros por medio del crowdfunding? ¿Acaso de Guindos, Montoro y compañía ignoran que ese dinero sirvió para contratar a gente y crear empleo, que es precisamente lo que no están haciendo ellos? En fin, a estas alturas qué más da...

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