lunes, 10 de marzo de 2014

Youtube, los ninjas, el ñordo humano y la madre que los parió a todos


Ayer por la noche estaba alterado; he tenido un fin de semana duro, con muchos compromisos (algunos no deseados), pero a pesar de ello no conseguía dormir. Intenté leer un par de horas (un poco del viejo Dumas nunca viene mal para conciliar el sueño, sobre todo cuando conoces la historia que te está contando y revisas por nostalgia, como es mi caso) y nada. Al final, cansado de dar vueltas en la cama y comer techo como un yonki, decidí encender el ordenador y curiosear en internet. No es algo que haga a menudo, pero debo decir que las pocas veces que lo hago flipo en tecnicolor. Hay tal cantidad de aberraciones en Youtube y otros canales que uno podría estar siglos estudiando la psique humana y su depravación.

Con Youtube, e internet en general, se ha dado rienda suelta a la mediocridad y la locura. Entendámonos: internet es uno de los mejores inventos de la historia, aun tiene mucho que ofrecernos y abre un mundo de posibilidades a las que antes no habríamos tenido acceso ni de coña, pero, cuidado, porque yo soy de los que cree que también puede perjudicarnos en plan hardcore llegado el momento. No me voy a poner en plan paranoico ni a hablar de las teorías de la conspiración, que algo de verdad tienen, y más sabiendo como son los americanos... pero pienso que nada es cierto si es tan bueno... Desgraciadamente no somos así de fantásticos... hablo de los seres humanos, claro... los mismos que, además de internet, hemos inventado las guerras, el hambre y el calentamiento global... Que tenemos cosas buenas, ¿eh? Como, en este caso, Youtube... Ja ja ja... es broma, joder... Estoy un poco atontado por la falta de reposo, eso es todo. Así que intentaré centrarme en el tema: Youtube: locos, cabrones y yo qué sé que más... Sí, por supuesto que hay cosas buenas, o muy buenas, o geniales, pero están tan enterradas entre la mierda que cualquiera da con ellas...

En lo que respecta a cine, me parece acojonante todo lo que puede encontrarse a nivel de parodias y chorradas de la gente intentando parecer... yo qué sé, Darth Vader o Chuck Norris (nombrar a estos dos personajes juntos ya es muy heavy, aunque sugerente, la verdad...). La peña canta, desgañitándose, en plan lady Gaga, o aparece en tanga, con gigantescas dobleces carnosas colgando alrededor de su sufrido esqueleto... ¿Vergüenza ajena? Creo que en Youtube han superado ese concepto... van más allá... Sé que debería entrar más en internet para estar al día, pero voy de culo: trabajo, familia, problemas técnicos a nivel físico... Sin embargo, hoy he ido al aeropuerto a las siete de la mañana sin haber dormido nada. El vídeo de La mejor escena de ninjas de la historia del cine me ha dejado patidifuso. Tenía muchísimas entradas, así que imagino que es de dominio público, aunque no puedo dejar de repetir que tiene mucha tela... Además, me ha dado que pensar: ¿cómo es posible que un productor acepte semejante aberración? ¿Y el director? ¿Dónde estaba mientras rodaban esa escena final épica a cuyo lado Matrix o La guerra de las galaxias quedan reducidas a una ridiculez? Es más: me pregunto qué clase de equipo trabaja en semejante proyecto. Había maestro de armas, eso está claro, porque al niño lo revientan bien reventado... algo habría hecho, dice el tío que comenta los acontecimientos. Será eso...

Francamente, el cine de serie... ¿puede calificarse z? tiene un punto simpático, pero hay cosas que sobrepasan mis expectativas, como esta escena de ninjas final. Ni siquiera me atrevo a decir que es mala; no sé, a lo mejor la hicieron así a propósito... Me cuesta imaginar un director tan nefasto, un equipo tan rezagado, unos actores tan incompetentes... todos juntos... lo mejor de cada casa... en una sola peli... dándolo todo... ¿Acaso estaban drogados? ¿Borrachos? ¿Pusieron a sus hijos o mascotas al mando de la producción? Por el amor de Dios, el kamehame-extintor es la peor idea de la historia del medio, más incluso que el nunchaku disparacohetes o los petardos encendidos que el ninja ocre saca de sus bolsillos y el otro fenómeno esquiva rodando por el suelo como hacía yo en clases de educación física cuando mocoso...

Me encantaría haber estado en el rodaje, habría sido una experiencia increíble; y eso que yo he estado en rodajes muuuuuuu chungos... ¿Pero esto? Dios santo, es realmente asombroso... Ríete tú de Spiderman... ¿Dónde vamos a parar? Donde haya un ninja ocre y otro púrpura haciendo temblar las placas tectónicas del planeta únicamente juntando las palmas de sus poderosas manos... Y luego el ñordo (sí, sí, ñordo, mojón, zurullo, nocilla recién hecha... perdón por estar en plan escatológico, pero la ocasión no es para menos... además, sigo traumatizado)... pues eso, el ñordo humano, Anselmo, creo que se llama... un vídeo que aparecía relacionado con el de los ninjas y doblado por el tipo que lo comentaba: un corto, o película recortada o yo qué coño sé, sobre una suerte de alienígena con pinta de cagarro gigante que, según el narrador, es adoptado por una familia de rusos narcotraficantes... La madre que los parió...

En ese rodaje también me habría gustado estar, conocer al equipo, hablar con el enano que hay dentro del ñordo gigante y con su mísmisimo creador, un Giacometti trasnochado y hasta el culo de LSD. Sin duda, una pandilla de rusos borrachos (tienen pinta de rusos, sí, aunque podrían ser cualquier cosa) creyó que era buena idea hacer una versión patria de E.T. para orgullo de la nación... Y ahí esta ese ñordo gigante llamado Anselmo que (al menos doblado en castellano) sueña con ir a un concierto de Ricky Martín... Sobran las palabras, y más ahora, que estoy a punto de empezar a rodar. Madre mía, si tuviera en el set un par de ninjas y un buen mojón reseco... la que iba a armar...

miércoles, 5 de marzo de 2014

De cómo funcionan las televisiones en este país



Cuando empecé a hacer cine (joder, parece que ha pasado una eternidad) las televisiones de este país se tomaban la molestia de visionar una película si le interesaba el tema, los actores o su director, por no hablar de la productora (que para el caso que voy a contar no importa, ya que quiero referirme a proyectos independientes de verdad). Hoy día, si llamas a cualquier canal explicándole que has hecho un largometraje o un piloto para una serie y que te gustaría venderla, te dicen que no te preocupes, que la mandes a este o ese personaje de turno para que valore el contenido y evalúe las posibilidades de que pueda encuadrarse en la cadena, pero (esto es tan cierto como que la Tierra es redonda) nunca ven el material a menos que lo mandes por recomendación o respaldado por un productor importante; eso si lo ven, porque, en el caso de estar con alguien, antes de visionarlo ya saben que van adquirir los derechos de antena sí o sí; esto sólo en el caso de que el productor importante, ese alguien, haya entrado en el proyecto después de su arranque, que si no el tema ya queda arreglado antes incluso de la preproducción. Lo que a mí me gustaría es que se negasen a verlo de antemano aduciendo la realidad de la industria y la situación; sería más digno y no haría perder tanto tiempo a tanta gente. 

¿Por qué cuento esto? Muy sencillo: la otra noche un amigo mío tuvo un encuentro muy simpático (por no decir cabrón) con el jefe de cine de una de las cadenas más poderosas de España. Otro colega en común (que no tiene nada que ver con el cine), le presentó al directivo de marras (un señor que pasó de ser jefe producción a productor con plenos poderes por razones que desconozco o no quiero contar), durante una cena. Se encontraban en un local de moda, en Madrid (Serrano, si queréis más datos), y la noche acabó en un bar que también está de moda, casualmente (un bar de precios prohibitivos, selecto, frecuentado por triunfadores de todos los ámbitos, fantasmas, fulanas a la caza o ricos, donde se va a ver y ser visto y donde a mí, todo sea dicho de paso, también me gusta ir de vez en cuando, sólo si tengo el chichi para farolillos y las cuentas saneadas, que no es siempre...). Mi amigo acaba de producir y dirigir una película de bajo, muy bajo presupuesto (ciento cincuenta mil euros), que es buena y que merece un gran respeto por su calidad técnica y artística. Al coincidir con este gran directivo (yo, dicho sea de paso, lo conozco hace la friolera de once años), mi amigo pensó que se le presentaba una oportunidad que no podía desaprovechar. Aquel tipo podía ayudarle a colocar su película, a rentabilizar su inversión (ahora mismo mi amigo tiene hipotecada su casa y un local que heredó de sus padres) y a empezar con buen pie en una industria que según él lleva mucho tiempo negándole sus méritos. Pues bien, nada más lejos de la realidad. 

El gran directivo escuchó todo lo que mi amigo tenía que decirle, y luego, muy correcto, le explicó lo que he aducido antes: no hace falta que le mande un montaje final del film porque resulta imposible que adquieran los derechos de admisión de una película si no ha sido producida por tal o cual o ya están los dichosos derechos vendidos de antemano. ¿Por qué?, preguntó mi amigo alucinado. Si algo está bien, piensa él, puede comprarse y emitirse. Ese es el ciclo lógico que debería seguir la televisión y sus premisas. Y yo también lo pienso, porque en la televisión hay mucha mierda y te la hacen tragar a cucharadas te guste o no, y no pasa nada. La cuestión aquí, de una forma u otra, la respondió el señor productor con claridad y precisión: NO PODEMOS VERLA PORQUE NO. EL SISTEMA ES ASÍ. NO LO HE INVENTADO YO. TENEMOS UNAS DIRECTRICES Y HAY QUE SEGUIRLAS HASTA EL FINAL. ¿Y si la que quiero presentar es una de las mejores películas de todos los tiempos?, inquirió mi amigo exasperado. Bueno, dijo el señor productor, nunca lo sabremos... a menos que puedas contar con un respaldo a nuestra medida. No quiero desanimarte, le dijo el gran directivo, pero deberías buscarte un productor serio y solvente, alguien que pueda entrar en nuestra cadena sin problemas... Mi amigo, que es muy tranquilo, se quedó pensando un rato, sin saber cómo tomarse las palabras de su interlocutor: como un insulto (¿él no es solvente ni serio cuando se lo ha jugado todo por el cine y ha trabajado con grandes profesionales y buenos estudios de pospo?) o como una chanza. Yo, sinceramente, me siento indignado por él. Si pudiera, le ayudaría. Conozco al señor que le presentaron, ya lo he dicho antes sin nada de orgullo, y aunque ha estado metido en proyectos de los que yo he formado parte personalmente, nunca ha sido santo de mi devoción. 

Es lamentable que ocurra esto. Vivimos en un país de cachondeo, en el que todos son amigos o amantes o entonces no hay nada que hacer y a tomar por culo todo. Ya sé que generalizar es malo (yo he llegado a vivir de esto sin prostituirme demasiado, la verdad; o eso pienso yo...), pero uno se enerva cuando le cuentan según qué cosas. Aquí nadie se preocupa por nadie, y da lo mismo que puedas ser el nuevoStanley Kubrick, que puedas dirigir una peli como Terciopelo Azul o que sepas más de cine que la mayoría de productores y distribuidores del país (os sorprendería conocer el nivel cultural de la gente que maneja los hilos de la industria cinematográfica española, más de lo que podéis llegar a imaginar)... aquí importa lo que importa: esa suerte de hermandad en la que difícilmente puede meterse el hocico e intentar algo, por pequeño y humilde que sea. Y antes ya lo he dicho, no conviene generalizar, pero, sinceramente, antes era más sencillo. Antes había gente que se molestaba en escuchar, en dar oportunidades, en disfrutar de un descubrimiento. Si yo tuviese que empezar a hacer cine hoy día, con este panorama desolador desplegándose ante mis ojos, estaría acojonado. Acojonado de verdad. Porque me cuesta ver futuro más allá de los cuatro de siempre. 

Hubo un tiempo en el que, pobre idealista, pensé que llegaría un día en el que podría ayudar a la gente que viniera después, pero... no sé, sólo puedo decir que aun no lo he conseguido y que, verdaderamente, dudo que me permitan hacerlo al paso que voy, al menos en lo que se refiere a mi manera, que es la que me interesa viendo el percal, y no en plan financiero, para llenarme los bolsillos produciendo una bazofia que no pueda saltársela ni un torero. En esta profesión, poco a poco, y aun consiguiendo vivir de ello, vas perdiendo la ilusión, te consumes... Al principio todo es increíble, rozas el éxito (y cuando digo éxito me refiero a ganarte la vida decentemente con este trabajo que tantos persiguen infructuosamente) y te crees que todo está bien, que ya no volverás a sufrir, pero no es así. Todavía queda mucha mierda que tragar, por ti y por los demás. Porque tengo muchos amigos a los que me gustaría ayudar y no puedo. Más madera, que es la guerra, como diría Groucho, pero, qué queréis que os diga... Al cabo, el auténtico problema es que vivimos una suerte de dictadura silenciosa en la que no se nos permite unirnos ni crear nuevas plataformas con las que afrontar la industria desde otros puntos de vista, y eso es lo que ha jodido el cine español, que, por mucha calidad que tenga, no llena las salas. Porque nadie confía en nuestro cine. Y eso, amigos míos, es un drama.